enero 30, 2015

REPORTAJE ESPECIAL: San Ignacio, memorias desde el barracón

Aun desafiando el paso de los años, los restos del Ingenio San Ignacio se resisten a caer. Testigo de más de un centenar de zafras y guardián de una tradición sociocultural que continua vigente al sur de Matanzas, persiste en conservar más de 150 años de historia. Todo ese tiempo no logró su destrucción y todavía se conservan gran parte de sus edificaciones fundacionales, la memoria y las tradiciones de aquellos hombres que un día fueron arrancados de sus tierras y convertidos en esclavos.

HECHOS QUE MARCAN LA HISTORIA                                              

Hacia 1859 el acelerado desarrollo de la industria azucarera en Cuba se hizo notar, principalmente en la región occidental, donde  las principales plantaciones se integraron en zonas económicas de gran importancia, que hicieron de la futura provincia de Matanzas el imperio azucarero de Cuba.

Por esa época comenzó la construcción del Ingenio San Ignacio, que en un primer momento estuvo a cargo del español Evaristo Masa, sin embargo se detuvo en 1961 a causa su fallecimiento. No fue hasta 1870, cuando logró concluirse en su totalidad de manos del asturiano Joaquín Polledo, un hombre altruista que resultó determinante en el desarrollo económico de la región.

Polledo, tuvo a su cargo la construcción de los barracones, el fuerte y la casa de vivienda, lugares donde permanecen todavía muchos de sus descendientes. Llegó a emitir una moneda propia, y también edificó lo que se conoce como Casa de Ingenio. Pero su aporte más significativo reside en la modernización del equipamiento. La llegada de una máquina de vapor fue el detonante para el comienzo de la molida en 1878.

El perfeccionamiento del lugar lo convirtió en una de las fábricas más eficientes de la zona, con una producción de más de 160 mil arrobas en solo 24 horas.

Con el triunfo revolucionario y la nacionalización de las industrias varios centrales de la región, entre ellos San Ignacio, pasaron a manos del Estado. No obstante continuó en pie por dos años más hasta que en 1962 se inició su desmantelamiento y tomó desde entonces el nombre de William Soler.


UN LUGAR PROTEGIDO POR LA MANO DE SUS HIJOS

Los valores patrimoniales que posee este ingenio resultan de vital importancia por el excelente nivel de conservación del inmueble y sus tradiciones, ello contribuyó a que se incluyera dentro del proyecto La Ruta del Esclavo, que desde hace 20 años persigue mostrar el flagelo de la trata africana, así como su huella en el mundo.

Isabel Hernández Campos, directora de este programa en  Matanzas, resaltó la significación de ese lugar: ¨Se distingue del resto de los existentes en la provincia  por el gran estado de conservación que ostenta. Además, la introducción paulatina de adelantos técnicos, determinó el vertiginoso avance de la industria azucarera en la región¨.



Por su parte, Humberto Rodríguez Hernández, historiador del municipio Jagüey Grande, enfatiza en otros valores que atesora este sitio: ¨El visitante puede conocer donde estaba cada espacio de la industria. Aún se conservan piezas de las máquinas, edificaciones y otros objetos que conviven junto con las 14 familias que ocupan hoy lo que antes fue la casa de vivienda¨.

Pero la arquitectura no es lo único que se conserva en San Ignacio. Las religiones afrocubanas también gozan de buena salud. Allí existe un asentamiento para la deidad yorubá de Changó, con gran arraigo entre los pobladores. Destaca asimismo la Casa Templo perteneciente a la religión palomonte. Curioso y distintivo de la zona, resulta la expresión del sincretismo religioso, pues se conserva hasta nuestros días una capilla del siglo XIX.

Actualmente se trabaja intensamente por promover estos valores entre habitantes, autoridades e investigadores del tema, para convertir el ingenio en Sitio de Memoria. Esta acción favorecería no solo la reparación y continuidad de la investigación y las excavaciones en sus ruinas; sino que sería una plataforma para atraer el turismo que promueve el patrimonio azucarero en Cuba.

RETOS Y QUIMERAS DE CARA AL FUTURO

¨A partir del reconocimiento de la Casa de África y la inclusión en La Ruta del Esclavo, se presentó un proyecto al gobierno municipal para comenzar a solucionar cuestiones que afectaban a los habitantes del lugar¨, comentó Rodríguez Hernández.

Muchos de los temas continúan sin solución. El reclamo popular se extiende hacia el mejoramiento de las viviendas y la creación de espacios para la difusión cultural. Sin embargo para llevar a término los propósitos de los investigadores, se necesita un mayor estudio del caso a fin de poder brindar todos los recursos materiales y humanos que requiere esta tarea.




San Ignacio merece, por mantener no solo el inmueble sino también sus tradiciones, constituirse como Sitio de Memoria, porque además llega a nuestros días con valiosas huellas de la época que forman parte de la identidad cultural cubana¨, sentenció Hernández Campos, también directora del Museo Provincial Palacio de Junco.

Su aprobación significaría el cumplimiento del gran anhelo de una comunidad de gente sencilla y humilde, que a más de 150 años continúa fiel a la memoria de sus antepasados y conserva ese lugar que sienten suyo, y que aun en mucho tiempo lo seguirá siendo.

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