enero 15, 2015

Cocodrilos de Matanzas: Compay Segundo, tristeza, ¿¡qué cosa!?

Foto: Ramón Pacheco
Ya no resulta noticia el subcampeonato alcanzado por los Cocodrilos en la 53 Serie Nacional de Béisbol, ni las más recientes declaraciones de su manager Víctor Mesa, que estará 7 años al frente de la nave roja. Ahora en Matanzas pocas personas quieren hablar de pelota, y solo el virus de la desmemoria nos corroe, al lamentar la oportunidad perdida de coronarnos campeones.

Ahora a muchos se les olvida quiénes eramos antes de la llegada de Víctor. No por gusto en Matanzas, los Industriales, Pinar del Río, Santiago de Cuba y Villa Clara tienen tantos adeptos: tras una crisis como la que teníamos hace años, no quedó más remedio que suspirar por otras camisetas. El de Sitiecito, en Sagua la Grande, revertió todo eso, y ahora, tras el desliz, pedimos su cabeza.
Sí, es cierto. Perdimos una final en la cual se definía más que un año de duro esfuerzo, entrenamiento y pasiones. Desaprovechamos la oportunidad para regalarle a esta tierra una de las mayores alegrías que puede tener un cubano. Pero, no obstante ese muy bien ganado y meritorio segundo lugar, aún existen muchas preguntas que tienen que responder los de esta tierra: ¿Nos fallaron Víctor y sus muchachos o fue mejor Pinar del Río? ¿Cuánto más pudieron hacer por el triunfo? ¿Qué queda para la venidera campaña, además del inmenso compromiso? ¿Cuánto podemos hacer para que sepan qué orgullosos nos sentimos?

Tan acostumbrados estamos, creo yo, a exigir el triunfo, que se nos olvida que el béisbol es un deporte de alta frecuencia, de imposibles predicciones. Nunca se conocerá cuál será el desenlace de un enfrentamiento hasta que no se cante el out definitivo. Así sucedió esa noche fatídica, mientras miles de matanceros cifrábamos las esperanzas en Ariel Sánchez, y permanecíamos como piedras abrazados a la imagen del telerreceptor, o mudos en el estadio, ante la visible alegría de los pinareños, hasta el doloroso último swing fallido.

Más allá de análisis estrechamente deportivos, este equipo de muchachos, esa generación de peloteros y su equipo de dirección, encabezado por su polémico e irreverente director, que no ofrece ni pide tregua sobre el diamante, merece todo el respeto de la afición y de los amantes del béisbol.

Aunque no lograron el objetivo primario de la frase ¡Vamos por más! -entiéndase el campeonato, y nadie en Matanzas está más apesadumbrado que ellos por eso-, fueron capaces de consolidar al conjunto entre los más estables del país y mantuvieron el podio alcanzado en la anterior campaña. Si bien no hubo avance, tampoco existió retroceso.

Para los fanáticos matanceros, a pesar de los chanchullos periodísticos vividos durante toda la 53 Serie Nacional, demostrado cada día en un tratamiento mediático subliminalmente adverso y provocativo, arengas negativas de todo tipo y ataques personales contra su máxima figura y algún que otro destacado atleta, sabernos allí, entre los mejores del béisbol en la Isla, debe resultar un orgullo, máxime si recordamos cuantas personas acudían, hace tres años, al Victoria de Girón.

La decepción por la derrota frente a los de la provincia más occidental de Cuba no puede amedrentarnos las esperanzas, ni negar toda la alegría vivida durante los últimos meses en el coloso de Matanzas. Jornada tras jornada, de victorias y derrotas. De malas decisiones y acertadas jugadas.

El camino hacia la gloria se construye con trabajo duro, energía y también por qué no, con suficiente madurez y entereza, esa que te da los nervios de acero, como los de Alfonso Urquiola y Pinar del Río, para saber ganar su décimo campeonato. Así sucedió con los Tigres de Ciego de Ávila, quienes año tras año fueron escalando posiciones, consolidando su juego, hasta el alegrón final en su estadio José Ramón Cepero. Ya llegará la 54 Serie Nacional, espero, y con ella nuestros Cocodrilos. Con un público igual de apasionado, y quizás con las ganas más acentuadas para levantar el trofeo, y desterrar el vano augurio de permanecer, junto a Víctor, anclados a un eterno segundo lugar.

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